09 junio 2008

Cantabria en la Sierra


Digo Cantabria porque es lo primero que me viene a la cabeza cuando de cacas de vaca se habla.
Y no piensen mal los cántabros porque para mí es un don de la naturaleza, me explico: ese olor de vaca, mezclado con el heno recién cortado, o con el olor de los eucaliptos, es una de las cosas que asocio a La Montaña desde que empecé a dar mis garbeos por allí.
El caso es que sólo a mí se me ocurre meter la bici por una cañada real de la Sierra en época de lluvias...
Si, si, época de lluvias en Junio, porque es en lo que parece haberse convertido la Sierra de Madrid, a pesar de que ya deberíamos haber metido abrigos y guantes en la parte de arriba del armario.

Pues bien, meto la bici por la Cañada Real de Entretérminos, entre Alpedrete y Collado Mediano; ya digo que pensaba encontrar el terreno ya seco - joer, que ya es 8 de Junio - pero qué va, todo el ancho inundado de agua, y cuando no había tal ancho, entonces era un arroyuelo de agua de un color sospechoso el que venía a contracorriente bajo mis ruedas. Algo más arriba encuentro la causa: un grupo de vacas desyunando su ración de hierba al borde del camino. Me miro las piernas mojadas y prefiero pensar que sigue siendo agua.
Cuando vas bien de fuerzas - y no hace demasiado frío - y no corres el peligro de que te echen de casa por poner el salón hecho una pena - uno de los mayores placeres en bici es, no digo ya cruzar un arroyo, sino meterse en él, recorrerlo con la bici dentro. Y a este placer me abandono en la mañana soleada de domingo.
Respiro hondo ese olor a hierba y vaca, hummmm, cierro los ojos, y automáticamente sin necesidad de puentes ni vacaciones, me veo transportado al Norte, montando en bici, como cuando, acampado en Noja, me daba mis vueltas a primera hora, porIsla, Meruelo o Santoña antes de llamar a mi amigo Yago e irnos a la playa.
A ser, estar, existir... vamos lo que se dice no hacer absolutamente nada.
Pero todas las vacaciones se acaban, y vuelvo a Madrí sin necesidad de cruzar el Puerto de El Escudo. Ventajas de tener mucha imaginación...

2 comentarios:

yago dijo...

Si, mucha imaginación hace falta para imaginarse en Cantabria cuando estás en la sierra de Madrid. Perdona, pero no es lo mismo. Donde esté una vaca tudanca... No compares Alpedrete con Barcena o Collado Mediano con Lierganes.
Lo malo de imaginar esas cosas es que en poco tiempo la cabeza vuelve a la realidad.
Mi casa de Noja si que huele a vaca, que ahora estamos frente a una vaqueria, a pocos metros... no veas si se nota cuando cambia el aire. Eso si, sensación a campo si que tenemos todo el día...je,je,je,...

josemartin dijo...

Qué suerte tú!
Lo que daría yo porque mi casa oliera siempre a caca de vaca, je,je...
A ver si te enrollas y me llenas en un tarro algo de ese aroma del paraíso.
Lo de la Sierra es que lo has probado poco, como la tónica.
Yo creo que los de fuera cuando vienen a la Sierra deben de pensar lo mismo: qué suerte tienen estos!
Que la Sierra son palabras mayores, lo que pasa es que nosotros la tenemos ya vista.
Lo malo, y eso si que es insustituible, es el olor del mar, que en Cantabria se huele aún a kilómetros de distancia.