07 mayo 2008

Mi vida al aire libre

Que nadie se engañe con el título, que no me creo tan importante como para dedicarme una autobiografía.
Aunque, como todos, uno también tiene sus batallitas, claro, pero no ocuparían tanto como para rellenar más allá de diez páginas.

Tengo este libro casi siempre en la mesilla, sobre todo porque no ocupa mucho, y eso es lo que hace que lo relea todos los años al menos una vez.
Siempre digo: voy a leer tal o cual capítulo, y acabo leyendo todo...
Me gusta echarle un vistazo en verano, porque con el buen tiempo te pones en situación.
Es una biografía de Miguel Delibes, contada por él mismo, desde pequeño hasta ya mayorzote - que diría Faemino - con las actividades que le tocó practicar relacionadas con el aire libre.
Lo mejor es que es un libro sencillo, que se lee con la sonrisa en la boca, no digo que nos pase todo lo que a D. Miguel, pero sí que te identificas con bastantes; todos hemos montado en bici, aprendido a nadar, hemos salido a andar, jugado al fútbol, algunos en la moto, etc.
De lo mejor del libro, cuando su padre le enseña a montar en la bici y le abandona a su suerte por la mañana:
-Tú pedalea, no mires a la rueda. Y se va.
El chaval, que acaba de aprender a dar pedales, no sabe cómo bajarse, y por no hacerse daño, sigue dando vueltas a la casa hasta la hora de merendar, ya anochece, hasta que se decide y se tira contra un arbusto.
"De adolescente, cuando me quejaba ante mis amigos de los procedimientos didácticos de mi padre, ellos decían que eso era la educación francesa, y que la educación francesa estaba muy bien. Que ellos no sabían nadar, ni montar en bici, ni distinguir un cuco de un arrendajo porque no habían recibido educación francesa. Que criar a un niño entre algodones era arriesgado porque luego, de mayor, ante cualquier duda no sabe que actitud adoptar. Por aquellos tiempos yo era una especie de Fausto Coppi, un ciclista consumado..." "La clave en las subidas es poner cara de póker: "Claro, es que a Delibes no le cuesta..."
Pero hay más: cuando se sabe de memoria las alineaciones de todos los equipos de fútbol y todos los resultados de las cinco últimas Ligas; de cuando se hace 120kms en bici de Santander a Burgos para ir a ver a su novia Angeles - "en esos casos el "te quiere Miguel" sobraba, ya que el cariño estaba de sobra demostrado".
Cuando jubila la bici y se compra una Montesa, a la que siempre le fallaba la cadena. La caza, el tenis de señoritos, etc.
Lo mejor es que está ambientada en Castilla, entre Valladolid (de donde es natural), Cantabria (donde veraneaba él) y Burgos (donde veraneaba su novia), zonas que conozco, y que sobra decir que me encantan.
Pero este es sólo un ejemplo de cómo escribe Miguel Delibes, un señor que a los 87 años, y con un cáncer superado, se niega a escribir más porque los lectores no merecen un escritor con las facultades a medio gas. Como dijo una periodista, este señor, con la cabeza a medias vale más que bastantes escritores juntos...

He puesto como ejemplo este libro, aunque igualmente podríamos hablar de El Camino, Las Ratas, El disputado voto del señor Cayo, La sombra del ciprés es alargada, Viejas historias de Castilla La Vieja, El príncipe destronado, Los Santos Inocentes, El Tesoro, El Hereje, Diario de un cazador... y pienso mirar alguno más.
Si alguno quiere echar un vistazo a su biografía y obras:
http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Delibes
O a su página web:
http://canales.nortecastilla.es/delibes

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